domingo, 17 de febrero de 2013

Estudio de caso - la soja


Aunque las primeras plantaciones de soja en la Argentina se dieron en 1862, no fue hasta 1990, cuando comenzó a incrementarse la demanda de sus granos y derivados, que éste cultivo comenzó a ganar importancia en la agricultura argentina.
Con la implementación de semillas transgénicas (semillas genéticamente modificadas), la producción de la soja ha estado aumentando constantemente, ocupando campos antes dedicados a otros cultivos o a la cría de ganado. La superficie sembrada aumenta considerablemente, y ésta producción ha impulsado el desarrollo de una estructura industrial para la elaboración de aceites y harina que rápidamente pasaron a participar en el mercado internacional y equipadas con las más modernas tecnologías a nivel mundial.

La Argentina se encuentra en el primer puesto como exportadora de aceite de soja, y la segunda como proveedora de los subproductos. La soja es hoy en día la oleaginosa más difundida en todo el país, y en conjunto con sus derivados, el principal producto de importación argentino.
Parte de la importancia de éste cultivo, se debe a la participación del gobierno nacional, ya que como el 90% de la producción de la soja está destinada a la exportación, y fue necesaria la decisión del gobierno de desregular la actividad portuaria, eliminar retenciones, y llevar a cabo el dragado del Río Paraná, que es la principal vía de salida de los productos.

Originariamente, las oleaginosas más cultivadas consistían en maní y lino. En 1970, la industrialización de la soja en la Argentina no tenía mayor importancia, las fábricas de aceite trabajaban al 50% de su capacidad productiva y no aumentaban la producción de soja por falta de porotos de soja.
En 1968 el total de semillas oleaginosas que se elaboraba correspondía un 76% a girasol, 14% a maní, 9% a algodón, y sólo un 1% a la soja.

Pero el auge exportador del complejo soja tuvo comienzo a mediados de los años 70, cuando la expansión productiva se vio acompañada por la modernización de la molienda y fue estimulado por la demanda mundial de la soja. 

A fines de la década del 70, hubo un aumento en la superficie sembrada y la producción, comenzó un proceso de expansión agroindustrial. El sector aceitero aumenta 39 veces el volumen de exportaciones, entre los periodos 70/71- 95/96, mientras que la exportación de harina de soja aumenta 45 veces en el mismo lapso.
Con respecto al mercado mundial, la participación de la Argentina en el mercado de aceite de soja paso de 1.75 % en el año 1979, a 31 % en 1989, ocupando de esa manera el primer lugar en el orden mundial, siguiéndolo en segundo termino EE.UU.
De manera similar, la harina de soja pasa de 2.5 % en 1979, a 22 % en 1989, pasando a ocupar de esa manera el segundo lugar en el ámbito internacional de este subproducto.

Ventajas:
- Es la única fuente de proteínas de volúmen importante para la humanidad (además transformada en pollos, cerdos, vacunos, etc.)
- Produce proteínas sin necesidad de aporte de fertilizantes nitrogenados como la urea, pues como toda leguminosa toma el nitrógeno del aire a traves de la simbiosis con las bacterias que nodulan en sus raices y reciben a cambio azúcares. - Es muy rentable y de bajo costo de producción a diferencia de otros cultivos de alto costo como el maíz.

Desventajas:
-Su cultivo seguido degrada los suelos pues a diferencia del maíz y trigo no aporta rastrojo (residuos de cosecha, chala, caña, celulosa) para mantener la materia orgánica del suelo. Lo ideal es hacer una rotación de cultivos por ejemplo trigo soja maíz girasol unos 8 a 12 años y luego 4 años de praderas con ganadería.
- Agota el suelo de Fósforo, como toda leguminosa, por lo que hay que aportarlo por la única vía que son los fertilizantes minerales.
- La Siembra Directa y su monocultivo han desplazado a la ganadería de la zona pampeana a zonas marginales, cayendo la Argentina a producir menos carne que en 1970, mientras que Brasil triplicó su ganadería, USA la duplicó y Uruguay exporta más carne que Argentina.
- La soja transgénica tiene un "paquete tecnológico" de menor costo y mayor producción que la soja normal. Si bien los efectos negativos directo sobre el ser humano no están claros (alteración desarrollo hormonal de los niños/as, alergias, alteraciones genéticas a mediano plazo) los efectos negativos de los cultivos transgénicos en el ambiente son claros:
- Monocultivo (En Argentina ya su sola producción es mayor que la suma de la de trigo, maíz, girasol, etcétera): deforestación y tala de bosques y selvas para utilizarlas para la siembra, degradación del suelo y aparición de enfermedades luego de las cosechas, mayor uso de plaguicidas y otros agroquímicos por ende contaminación del agua y de la tierra.
- Eliminación de todo tipo de flora y fauna silvestre desde insectos, anfibios y aves benéficos a todo animal que viva en praderas (pues se eliminó la ganadería)y aquellos que eran naturales de montes y bosques. 
- Creación de supermalezas transgénicas resistentes a herbicidas al cruzarse el polen de cultivos transgénicos con especies de leguminosas viables. 
- Desaparición de los pequeños y medianos productores, pues a diferencia de cultivos intensivos como frutales y hortalizas, la soja no es rentable en esas superficies.
- Desocupación y continua desaparición de pueblos rurales: La soja transgénica necesita una mínima mano de obra.

Actividad agrícola argentina


Ver Actividad agrícola Argentina en un mapa ampliado En este mapa se pueden apreciar los tres sectores agrícolas de Argentina y sus principales cultivos según cada provincia. Referencias: Color amarillo: cultivos de cereales y oleaginosas Color rojo: cultivos frutícolas Color gris: cultivos industriales

Procesos agropecuarios en la Argentina


Para poder realizar un informe sobre estos distintos procesos por los cuales atravesó y atraviesa el país, es importante primero señalar el significado de cada uno de ellos. Si nos avocamos a esto, hay que decir que, la agriculturización, es el predominio de la producción agrícola por sobre la producción ganadera, fomentada por una demanda del exterior de los productos de agricultura a muy buenos precios. De este proceso, devienen los denominados pampeanización y sojización. Con respecto al primero, debemos decir que éste ocurre cuando las producciones propias, en la Argentina, del sector pampeano (comprendido entre las provincias de Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos, Buenos Aires y La Pampa), son trasladadas a otros sectores productivos del país. Este cambio no resulta productivo, ya que, al movilizar las producciones de esta zona a otras zonas del país, se están alterando los patrones productivos debido a que las zonas en donde se relocalizan las producciones, se caracterizan por tener suelos de poca o mala calidad. Por esta razón, hablamos de región pampeana y extrapampeana. Las zonas extrapampeanas, son aquellas zonas productivas a donde son trasladadas las producciones fuera de la región primeramente mencionada. Como este proceso se lleva a cabo en suelos de baja calidad, el mismo es improductivo, también, debido a que aquí se producen productos de menor calidad y, como consecuencia de la explotación intensiva que se hace de esos suelos, los mismos se vuelven infértiles y dejan de ser productivos en el corto plazo. Si nos referimos a la sojización, debemos decir que, éste, es un proceso que también se lleva a cabo en la zona pampeana, el cual consiste en, solamente, producir soja. Cabe señalar que este cambio se da fomentado por el precio al cual se vende el grano de soja al exterior, el cual es muy accesible, y la demanda que existe del mismo en el mercado externo. Pero este proceso también tiene sus notorias desventajas, ya que, este suelo en donde se cultiva intensivamente la soja, con el uso de agroquímicos y fertilizantes, el suelo que antes era rico en nutrientes, va perdiendo esa cualidad y se erosiona. Es por esta razón, que sostener durante un largo período de tiempo la producción en un mismo suelo, garantiza, por un lado, la improductividad del producto en un futuro próximo y, además, produce que las generaciones futuras no puedan hacer un uso de estos suelos. Otro dato que es importante destacar, es que todos estos procesos afectan de forma directa a la economía del país ya que, por ejemplo, con la erosión y la pérdida de calidad de los suelos, productos que antes se podían conseguir fácilmente y a un precio más accesible, hoy día, cuesta más obtenerlos y, a esto, se le suma el aumento en la demanda del mismo, lo que provoca un incremento en los precios del cultivo. Retomando y ahondando en el concepto de agriculturización, hay que señalar que este proceso se inició, aproximadamente, en los años 70, como ya fue mencionado previamente, en la zona de la región Pampeana. Esta revolución se basa, principalmente, en la introducción del cultivo de la soja (el cual requiere un paquete tecnológico para su óptimo desarrollo), por eso, como también fue citado con anterioridad, decimos que este proceso fue el originador del proceso de sojización. Además, también se mejoraron los cultivos como el trigo y el maíz gracias a las innovaciones genéticas, de las cuales estas semillas no estuvieron exentas. Cabe aclarar que este proceso fue apoyado por la creación del INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria), también, como ya fue citado, contribuyó a esto la demanda del exterior de los distintos cultivos que se incrementó y el buen precio al cual se comercializaban los mismos. De esta forma, el sector agropecuario en la economía Argentina, constituye un elemento de suma importancia para la misma y está dada por las exportaciones de oleaginosas como, por ejemplo, soja o girasol, y los cereales, como, por ejemplo, trigo o maíz. Y, si queremos hablar de una de sus inmediatas consecuencias, el avance de la frontera agraria, hay que señalar, en primer lugar, que la frontera agraria, es la zona de división entre las tierras ocupadas con cultivos o cría de ganado y las tierras no ocupadas por actividades agrarias, donde sólo crecen especies naturales (que, a veces, se aprovechan, por ejemplo, para actividades como la caza, la recolección de frutos y la explotación maderera). Además, existe otro tipo de frontera: la agrícola. Se denomina así, a la zona de división entre las tierras ocupadas con cultivos y aquellas que nunca antes fueron cultivadas y donde se desarrollan la ganadería o actividades no agrarias. El avance de estas fronteras, está estrechamente ligado al proceso de asentamiento de la población y de apropiación de las nuevas tierras por parte de los productores, quienes organizan en ellas sus explotaciones agropecuarias. Es importante señalar que este proceso afecta a la naturaleza de los suelos, ya que son reemplazados algunos de los elementos naturales (como la vegetación natural, por ejemplo), por otros nuevos, como los cultivos. En Argentina, el avance de la frontera agraria, ha hecho sentir sus efectos en las siguientes zonas: el área de transición entre la llanura chaqueña y las sierras Subandinas a lo largo de las provincias de Jujuy, Salta, Santiago del Estero, Tucumán y Catamarca (está, es el área conocida como “umbral al Chaco”); también, el Este de Santiago del Estero, y el Norte de Entre Ríos vieron los efectos que causó el avance de la frontera agraria. Gracias al cultivo de la soja, en estas últimas tres provincias nombradas, este avance estuvo mayormente acentuado. Si al proceso de pampeanización queremos referirnos, debemos decir que, éste, es un proceso el cual se intensificó en los últimos años, por lo que los cultivos típicamente pampeanos como las oleaginosas ya no son solo de esta región y también se producen en otras regiones llamadas, como previamente fue mencionado, regiones extrapampeanas y, también, sobre áreas que, originalmente, se dedicaban a la producción de otros cultivos. Con respecto a l proceso de Sojización, hay que señalar que es un proceso derivado de la agriculturización, al igual que la pampeanización, el cual comenzó, también, en la década de los ’70 y se fue multiplicando durante los últimos años, gracias al importante aumento de la demanda mundial de granos de este cultivo y sus derivados, destinados, principalmente, a la complementación de la alimentación de los animales en Europa y China y, también, para el consumo mundial de aceites vegetales, entre ellos, el de soja, demanda que también aumentó. Este aumento en la demanda, trajo aparejado consigo un considerable aumento de los precios internacionales de estos productos, lo que generó un escenario sumamente propicio para que los productores invirtiesen en este cultivo. El crecimiento de la soja en nuestro país, tuvo una acentuación espectacular hacia mediados de la década de 1990, con las innovaciones genéticas aplicadas a esta semilla (implementación de la soja transgénica), lo que dio lugar a que este proceso se acentuase en nuestra agricultura. Además de registrarse un aumento extraordinario en el volumen de producción obtenido, también se registraron avances de este cultivo hacia áreas extrapampeanas, como Salta, Chaco y Santiago del Estero que, hasta ese entonces, se dedicaban a la producción de otro tipo de cultivos tradicionales, como la caña de azúcar en Tucumán y el algodón en el Chaco, o las actividades ganaderas, con la consiguiente disminución del stock de cabezas de ganado. En el Chaco, por ejemplo, el incremento de la superficie cultivada con soja, fue del 500%, lo que hizo que, junto con las condiciones climáticas que no eran favorables, se desplazase al segundo lugar al cultivo tradicional chaqueño: el algodón. Este, es un ejemplo que refleja la profundidad del proceso de sojización. Esto se hace más evidente, si tomamos en cuenta que esta expansión de la soja se produjo aun cuando las condiciones edafológicas, es decir, del suelo y las climáticas, no son favorables para desarrollar este tipo de cultivo de manera sustentable en esas áreas. Otro dato importante a destacar, es que el reemplazo progresivo de los cultivos tradicionales, por cultivos típicamente pampeanos en las áreas extrapampeanas, se vio impulsado, principalmente, por los grandes productores, las agrupaciones de inversiones (pools de siembra) y los contratistas. Estos últimos tienen una gran influencia en este último hecho mencionado, debido a que son ellos quienes proveen la maquinaria, el paquete tecnológico, el almacenamiento y, muchas veces, son quienes manejan el circuito de distribución en el ámbito internacional. En cuanto al aumento de los rendimientos agrícolas, esto lo podemos ver en el aumento progresivo de la producción de los distintos cultivos en la Argentina. Medido en toneladas, podemos ver un aumento en el Girasol (1973: 880.000; 1988: 2.915.000; 2008: 4.650.365), en el Lino (1973: 330.000; 1988: 535.000; 2008: en este año, podemos ver cómo cae la producción de este cultivo, el cual es reemplazado por otros cultivos. La producción en este año cayó a 9.564 toneladas), en el Maíz (1973: 9.700.000; 1988: nuevamente se presencia una caída. La producción alcanzó las 9.200.000 toneladas; 2008: aquí se nota un ascenso muy grande en la producción. La misma, alcanzó las 22.016.926 toneladas), en la Soja (1973: 272.000; 1988: 9.900.000; 2008: 46.238.087) y, finalmente, en el Trigo (1973: 7.900.000; 1988: 9.000.000; 2008: 16.347.722).
 Esta imagen muestra una clara sojización en nuestra agricultura en la zona pampeana y chaqueña.


Aquí se puede ver, claramente, una profundización, también, en la pampeanización de nuestra agricultura.